Dado que la mayoría de las víctimas de la trata de personas son mujeres y niñas y que en su inmensa mayoría son objeto de la trata con fines de comercio sexual, nuestro trabajo tiende a centrarse en abordar la trata con fines sexuales y la explotación sexual. Sin embargo, es importante señalar que hay mujeres y niñas que son víctimas de la trata para trabajos forzados.

Por lo tanto, también es importante tener en cuenta las vulnerabilidades particulares que experimentan las mujeres y las niñas en estos contextos.

Cuando son víctimas de la trata con fines de trabajo forzoso, las mujeres y las niñas suelen ser explotadas en campos agrícolas, fábricas textiles o como empleadas domésticas. Las condiciones que experimentan en estas circunstancias son inhumanas y constituyen una violación de sus derechos humanos: trabajan durante largas horas sin salario o por uno escaso, en entornos deplorables, donde sufren el control físico y psicológico de los tratantes de mano de obra. Por ejemplo, padecen la servidumbre por deudas, la sustracción del pasaporte o de los documentos de identidad e incluso abusos físicos. Además, sufren más vulnerabilidades y daños, sobre todo violencia sexual y explotación sexual, por ser mujeres y niñas.